viernes, 29 de mayo de 2009

EXTRANJERO

Yo soy ese extranjero que mañana regresará
a la patria, al cabo extraña, a cavar
la colina en busca del poema que su memoria
sepultó en una lata de galletas.
Yo soy ese poeta que hundió en la tierra
la palabra y ha olvidado
el lugar
el índice
la página
la montaña
el poema.
Yo soy ese náufrago sin mares que, cuando
la fatiga le anude los músculos, terminará
sus días contando historias, urdiendo leyendas,
pagado por la caridad de los curiosos.
[De Conjeturas sobre el tiempo, el amor y otras circunstancias]

miércoles, 20 de mayo de 2009

BENEDETTI, VILARIÑO Y JOSÉ EMILIO PACHECO

Hace unos días murieron dos grandes poetas uruguayos, Idea Vilariño y Mario Benedetti. Las reseñas, obituarios y las declaraciones de escritores, artistas, políticos convirtieron el sentimiento de pérdida en un obsceno ejercicio de grandilocuencia. La vacua hipérbole alcanzó su tópico límite en expresiones como «la poesía ha muerto» o «ha muerto el último poeta del compromiso».
Sin entrar en el detalle del fuego de artificio que enciende la mortuoria feria de vanidades que se levanta en ocasiones semejantes, resulta casi ofensivo la declamación y publicación de tanta tontería. La poesía no muere porque muera un poeta, por más grande que éste sea. De ser así, la poesía murió con Homero y Dante, Petrarca, Juan de la Cruz, Shakespeare, Whitman, Juan R. Jíménez, Borges, etc. no escribieron poesía. ¿Qué escribieron entonces? ¿Por qué se les llama poetas?
No, la poesía vive en cada uno capaz de sentir lo que hay más allá de la mirada. La poesía vive en cada uno capaz de leer y recrear eso que llamamos poema. La poesía vive en la pulsión del mundo y de las cosas que nos alimentan; en el polen de las flores y en las cenizas de los muertos.
El poeta mexicano José Emilio Pacheco, reciente premio de poesía Reina Sofía, a quien Casa América de Barcelona rinde homenaje el viernes 22, a las 20 hs. en la voz de varios poetas hispanoamericanos -Dante Bertini, Darío Jaramillo Agudelo, Arturo Bolaños, Efi Cubero, Carlos Vitale, Carlos García y quien escribe- anotó: De tanta vida que hubo aquí, de tanta / grandeza derrumbada, sólo perduran / las pasajeras flores que no cambian.

lunes, 11 de mayo de 2009

JUAN MARSÉ Y EL ARTE DE CONTAR

En su discurso de aceptación del premio Cervantes, Juan Marsé hizo una explícita defensa de «las historias bien contadas» y otra más contenida del realismo, al que definió como «el único lugar donde puedes adquirir un buen bistec», según la cita de Woody Allen. «Procura tener una buena historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmerándote en el lenguaje; porque será el buen uso de la lengua, no solamente la singularidad, la bondad o la oportunidad del tema, lo que va a preservar la obra del moho del tiempo», afirma Marsé.
Pero me pregunto ¿qué es tener una buena historia que contar? ¿en qué consiste el buen uso de la lengua?. De acuerdo con sus palabras podría situar a Marsé en el nicho del realismo decimonónico, al que no pocos que levantan la bandera del «contar historias» pretenden imponer como canon narrativo moderno. Pero la honestidad y la sensibilidad de Marsé, aunque no sea un teórico y no se sienta cómodo reflexionando sobre la escritura, le permiten intuir que «lo inventado puede tener más peso y solvencia que lo real». Esto significa que Marsé ya empezó a sacudirse la caspa realista y su patrón argumentativo, sobre todo desde su intensa Rabos de lagartija, pero la losa ideológica del realismo le sigue pesando sobre su esquema discursivo como pesa sobre buena parte de la producción literaria actual asfixiando la fantasía de los contenidos y de las formas.
El buen uso de la lengua no es el instrumental al servicio de la historia ni tampoco el que permite un estilo depurado al que parece aludir Juan Marsé. El buen uso es dejar que la lengua se valga del escritor para narrar una historia propia. Es decir que de ningún modo el escritor puede pretender tener una historia a menos que sea un cronista de la realidad y se limite a escribir –documentar, testimoniar-, los hechos cotidianos, por los que los realistas sienten tanta debilidad.
(Del Cuaderno de notas de Manuel T.)

miércoles, 6 de mayo de 2009

CONSISTENCIA DE LA PIEDRA


El artista sabe que la belleza que labra en la piedra dura más que su vanidad y, sin embargo…


(Del Cuaderno de notas de Manuel T. - Imagen: Atlas esclavo, escultura inconclusa de Miguel Ángel)